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Los registros que se tienen sobre las dimensiones de este tipo de embarcación son del siglo XVIII o de finales del XIX y hablan de esloras cercanas a los 12 metros, mangas de 2 metros y puntales inferiores al metro. Estas embarcaciones podían llevar escuetas velas al tercio o de pico, pero el remo era definitivamente el elemento básico de propulsión.

Trainera tradicional entrando en la bahía de Santander

La trainera tradicional era originalmente una embarcación propia de Cantabria, que podía ser impulsada a remo o a vela y dedicada a la pesca. Su construcción era bastante sencilla, con una estructura de cuaderna cocida o aserrada de roble (material con el que también se elaboraba la mayor parte de las piezas).

 

La trainera original tenía unos 11 m. de eslora, 2 m. de manga, 0,80 m. de puntal. El número de bancadas variaba según los tamaños, pudiendo ser entre seis y ocho y que también determinaba su tripulación (oscilaba entre los diez y los catorce miembros). Este tipo de embarcación carecía de cubierta y tenían la sentina protegida y tapada por panas, prácticamente a lo largo de toda la eslora. Podían arbolar dos mástiles, trinquete y mayor.

La trainera se caracterizaba por ser muy fina en las líneas de agua, de eslora desproporcionada respecto a la manga, con quilla apenas aparente y provista de bordas peligrosamente bajas para los mares en los que trabaja pero que curiosamente resistía muy bien las olas del mar Cantábrico. No obstante, por su diseño podríamos decir que más que un pesquero, era una nave para pensada para correr bajo el impulso de 12 ó 14 remos largos y delgados. Así que no era de extrañar que muchas veces encontremos que sus remos de haya maciza estaban deformados y partidos. Con un arqueo que rondaba los 5.000 kg, su desplazamiento no alcanzaba los 750 kilogramos, una cifra sorprendentemente baja si tenemos en cuenta que esta barca tenía que cargar con 15 ó 16 hombres, además de los enseres de la pesca, los pertrechos y sus capturas. Pero todavía es más sorprendente el hecho de que esta tipo de embarcación faenaba a la vista de la costa y empleaba redes de enmalle de deriva hasta la adopción del cerco en su época más tardía.

Un poquito de Historia ...

"El barco que primero llegaba al puerto era el que vendía el pescado más caro, de allí proviene el origen de lo que más adelante se convertiría en las regatas de traineras"

La trainera es además considerada como embarcación sardinera y anchoera, pero por sus características no debió ser originariamente diseñada para tal fin. Más bien se trata de una lancha ballenera adaptada a nuevos fines pequeros. Hay que entender que la cultura pesquera entendida desde el punto de vista del diseño de buques y de la evolución de artes y aparejos se caracteriza por un lento desarrollo. Es precisamente así como podemos entender que cuando desapareció la caza de la ballena «a vista de la costa» los puertos se encontraron con una interesante flotilla de lanchas balleneras a la que se vieron obligados para asignar una nueva tarea.
 

Una de los aspectos también a mencionar, era la conveniencia de los barcos faeneros de ser los primeros en llegar a la costa. Cuenta la historia que el barco que primero llegaba al puerto era el que vendía el pescado más caro, motivo que también se especula fue precursor de las competiciones de traineras. De hecho estas embarcaciones son un claro ejemplo de cómo el uso de un instrumento de trabajo con el tiempo va desapareciendo y dando lugar a la competición y al juego.
 

La utilidad de la trainera y su adaptación al sistema del cerco de jareta se extendió a lo largo de la costa norte de la península, en particular en las Rías Bajas gallegas. Allí, la importación del sistema de cerco de jareta desde el Cantábrico a partir del año 1900, en sustitución del dominante «xeito» (arte de enmalle de deriva similar a los «abocartes» cantábricos y los «sardinales» catalanes), trajo también consigo la introducción de este barco mejor adaptado para su empleo: la trainera. Sin embargo, la peculiaridad de las traineras gallegas radicó en su envergadura ya que la tranquilidad de las rías permitió el uso de redes de cerco de mayores dimensiones. Esto permitió que faenasen traineras de hasta 25 tripulantes (16 de ellos remeros) y con cerca de 18 metros de eslora.
 

Las traineras fueron evolucionando con el tiempo y ha pasado de ser una embarcación de trabajo a una embarcación utilizada en competiciones deportivas de banco fijo en España.

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